El teatro: texto y algo más
El criterio que nos lleva a distinguir los tres grandes géneros literarios es: la actitud del
autor. Su modo de estar presente en el producto final será determinante para poder incluir un texto dentro de un determinado género.
Así, si el género lírico se caracterizaba por la presencia de la intimidad del poeta, y en el género narrativo asumía el papel de narrador de la historia, en el género dramático o teatro, el autor, aunque también quiere contarnos una historia (como en el género narrativo), se calla y deja que sean los personajes quienes presenten directamente los acontecimientos; es decir, no
hay narrador.
Por otro lado, debemos tener en cuenta que, cuando hablamos de teatro, el texto es sólo una parte –muy importante, eso sí– de lo que se propone, porque el fin último de un texto teatral es convertirse en espectáculo, ser representado ante un público. Utilizando un símil musical, podríamos decir que el texto teatral es la partitura, la canción que una orquesta o un artista van a interpretar: aunque en los pentagramas aparezcan los mismos signos, el resultado final puede ser muy distinto. Eso mismo puede ocurrir y, de hecho, ocurre, en el teatro: diferentes directores, actores, escenografías... dan como resultado versiones muy distintas de idénticos textos teatrales.
1. La voz de los personajes
Es el elemento esencial del texto teatral: la materia prima a través de la cual el autor hace llegar al espectador tanto los acontecimientos como la forma de ser de los personajes. En el género narrativo, para abordar estos dos trabajos, el autor contaba con la enumeración
de los acontecimientos por parte del narrador y con la descripción, una potente herramienta al servicio de lo narrativo. En lo teatral, todo el peso recae en los personajes (y, por supuesto, en quienes les dan vida, los actores).
Si los actores «construyen» sus personajes y les aportan cuerpo, intenciones, personalidad, etc., sus palabras serán elementos privilegiados para conocerlos.
Volviendo al símil de una orquesta, podríamos decir que las palabras de los personajes son la melodía que, evidentemente, necesita de todos los demás elementos para quedar completa.
Hay tres modos fundamentales de organizar el texto teatral: el diálogo, el monólogo y el aparte.
El texto teatral. El diálogo
El diálogo es la forma de discurso fundamental del teatro. Gracias al diálogo que se da entre los personajes, el público…
a percibe los sucesos que forman la acción dramática.
b vive la acción dramática como algo real.
c no necesita ningún intermediario que le cuente lo que sucede (sin narrador).
d comprende cómo son los personajes, pues éstos se dan a conocer a través de lo que dicen y hacen.
3.1 El diálogo en el teatro griego
Aparte de los actores, en el teatro griego intervenía el coro, que estaba formado por un grupo cuya voz cantante era el corifeo. El coro funcionaba como una especie de poderoso narrador, ya que, además de contar o adelantar sucesos relacionados con la acción dramática, valoraba lo que hacían los personajes e incluso les hacía preguntas.
El teatro, tal como lo concebimos hoy, surgió cuando desapareció el coro y quedaron sólo sobre el escenario los actores representando a diferentes personajes.
Esto lo hizo por primera vez un dramaturgo griego llamado Menandro. De esta forma, el diálogo y la acción se hicieron más directos y dinámicos, y se dejaba al público completa libertad para interpretar las obras, sin tener que seguir las indicaciones del coro.
Observa cómo en el siguiente texto, el coro hace varias preguntas a Prometeo para que el público se vaya enterando de su trágica historia.
Prometeo, uno de los Titanes de la mitología griega y amigo de la raza humana, ha sido castigado por Zeus con una cruel condena: amarrado a una roca, es devorado a diario por un buitre. Lee el siguiente texto y sabrás el porqué de ese castigo.
CORO: Entrañas de hierro y de la roca más dura debería tener quien no se ablande con tu desgracia. ¡Quien te vea así, en el alma se duele! PROMETEO: Cierto que doy pena a los amigos. CORO: Pero, ¿hasta dónde has llegado con tus propósitos para verte así? PROMETEO: Gracias a mí los mortales han dejado de mirar con terror a la muerte. CORO: ¿Y qué remedio has encontrado contra ese fiero mal? PROMETEO: Hice habitar entre los hombres la ciega esperanza. CORO: Gran bien es ese que has dado a los mortales. PROMETEO: Además de eso, puse el fuego en sus manos. CORO: ¿Y ahora poseen el esplendoroso fuego esos seres que tienen una vida tan corta? PROMETEO: Pues te aseguro que de él aprenderán muchas artes. CORO: ¡Oh!, ¿y esos son los crímenes por los que te trata Zeus tan cruelmente? ¡Y no te rebaja ni un ápice el castigo! Pero dime, ¿no habrá un final para tu condena? PROMETEO: Ninguno, sino hasta que a él le parezca.
Esquilo, Prometeo encadenado (texto adaptado) |
El texto teatral. El monólogo
El monólogo es una reflexión que realiza un personaje, que suele encontrarse solo sobre el escenario, como si pensara en voz alta.
En él, el personaje vierte sus reflexiones, sentimientos y pensamientos más íntimos
sin esperar respuesta. Predomina la función expresiva del lenguaje y también la función poética. Produce un ritmo teatral lento, tanto por la extensión del mensaje como por el hecho de que
trascurra en una sola dirección, es decir, no recibe respuesta de un oyente. También se denomina soliloquio.
Aquí tienes información sobre La vida es sueño para comprender el monólogo de
Segismundo.
A C T I V I D A D
La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca
TEMAS
Con este drama filosófico Calderón pretende demostrar dos ideas:
1 Las predicciones que hacen los horóscopos no tienen valor porque el hombre es un ser libre y no predestinado.
2 Dado que los seres humanos, a veces, dudan sobre si lo que están viviendo es sueño o realidad, deben comportarse siempre de forma moral.
ARGUMENTO
Basilio, rey de Polonia, encierra a su hijo Segismundo en una torre porque unos astrólogos han vaticinado que cuando crezca, el joven lo derrocará y asesinará. Pasados los años, el rey libera a su hijo de la torre y lo lleva a su palacio. Al ver que se comporta cruelmente con todos, le suministran un narcótico y es encerrado de nuevo en la torre. Segismundo cree que su breve estancia en el palacio ha sido un sueño. Tras una revolución, el pueblo libera a Segismundo y es proclamado rey. Al final, no se cumple el vaticinio porque Segismundo perdona a su padre y se comporta como un gobernante reflexivo.
SEGISMUNDO ¡Ay, mísero de mí! ¡Y, ay, infelice! Apurar, cielos, pretendo ya que me tratáis así, qué delito cometí contra vosotros naciendo; aunque si nací, ya entiendo qué delito he cometido. Bastante causa ha tenido vuestra justicia y rigor; pues el delito mayor del hombre es haber nacido. Sólo quisiera saber, para apurar mis desvelos (dejando a una parte, cielos, el delito de nacer), qué más os pude ofender, para castigarme más. ¿No nacieron los demás? Pues si los demás nacieron, ¿qué privilegios tuvieron que yo no gocé jamás?
Pedro Calderón de la Barca, La vida es sueño |
La acotación y el aparte
5.1 La acotación
En el texto teatral, el diálogo suele ir acompañado de indicaciones acerca de cómo deben actuar los personajes (gestos, tono de voz, entradas y salidas de escena), así como los datos del decorado, objetos, vestuario..., elementos que, en conjunto, constituyen el atrezzo de la obra. Estas orientaciones informativas se llaman acotaciones. Aparecen entre paréntesis y
en letra cursiva, o bien fuera de los diálogos.
En ocasiones, los dramaturgos redactan acotaciones literarias, es decir, embellecen con figuras retóricas y vocabulario culto la información de la acotación, que llegan a constituir piezas literarias de carácter descriptivo y narrativo.
La cueva de ZARATUSTRA en el Pretil de los Consejos. Rimeros de libros hacen escombro y cubren las paredes. Empapelan los cuatro vidrios de una puerta cuatro cromos espeluznantes de un novelón por entregas. En la cueva hacen tertulia el gato, el loro, el can y el librero. ZARATUSTRA, abichado y giboso –la cara de tocino rancio y la bufanda de verde serpiente–, promueve, con su caracterización de fantoche, una aguda y dolorosa disonancia muy emotiva y muy moderna. Encogido en el roto pelote de una silla enana, con los pies entrapados y cepones en la tarima del brasero, guarda la tienda. Un ratón saca el hocico intrigante por un agujero.
Ramón María del Valle-Inclán, Luces de Bohemia |
5.2 El aparte
El aparte es un comentario que hace un personaje al margen del diálogo, expresando lo que piensa realmente de la situación. Se crea la ficción de que ningún otro personaje sobre el escenario escucha lo que él dice, cosa que sí puede hacer el público.
Es frecuente que este comentario sea irónico. También se puede dar un aparte cómplice entre varios personajes.
HARPAGÓN: (a MARIANA) Como veis, Mariana, mi hija está ya muy crecida, pero es lo que siempre pasa con la mala hierba. MARIANA: (bajo, a FROSINA) ¡Qué hombre más desagradable! HARPAGÓN: (bajo, a FROSINA) ¿Qué dice esta hermosa muchacha? FROSINA: (bajo, a HARPAGÓN) Que os encuentra admirable. HARPAGÓN: Me honráis demasiado, adorable y hermosa señora. MARIANA: (aparte) ¡Qué animal! HARPAGÓN: Os quedo muy reconocido por los sentimientos que mostráis hacia mí. MARIANA: (aparte) No puedo resistirlo.
Molière, El avaro |
Elementos del teatro. La acción dramática y la tensión teatral
• Llamamos acción dramática al conjunto de sucesos y situaciones que constituyen la historia que se desarrolla sobre un escenario
teatral.
• La acción se manifiesta en el comportamiento de los personajes, cada uno de los cuales lucha por sus intereses o punto de vista. La interacción de los personajes da lugar a conflictos.
• El teatro es una manifestación artística de los conflictos humanos. En toda obra dramática, los personajes presentan diferencias de carácter, de enfoque, de intereses… que desencadenan un choque, oposición o desacuerdo entre ellos.
• El conflicto suele aparecer muy pronto tras un breve planteamiento. Esto da lugar a la tensión dramática, que el público percibe, despertando así su interés por lo que ocurre sobre el escenario. Dicha tensión suele volverse más aguda e inquietante al final de cada acto, en lo que llamamos clímax.
• Habitualmente, los conflictos que constituyen el nudo de la acción se resuelven al final de la obra (desenlace). En algunas obras modernas, sin embargo, el final queda abierto para que sea el espectador quien lo establezca.
El espacio
Llamamos espacio al lugar donde se desarrolla la acción de la obra teatral. Este lugar se representa habitualmente mediante un decorado (espacio escénico visible). Éste puede ser
realista o simbólico.
Pero puede ocurrir que el autor o el director simplifiquen o anulen la escenografía teatral, de modo que el público tiene
que imaginar el ambiente que rodea a la acción de los personajes sobre un escenario vacío. Cuando hay ausencia de elementos escenográficos, estamos ante un teatro que se denomina desnudo o pobre.
Para los escritores clásicos, la acción debía desarrollarse en un solo espacio teatral. Pero Lope de Vega rompió con esta norma de unidad, haciendo que la acción se desarrolle en diversos ambientes y lugares para mayor entretenimiento del público.
Si una obra se desarrolla en numerosas escenas, cada una de las cuales acontece en lugares diferentes, la representación teatral presenta un fragmentarismo escénico que nos recuerda la técnica cinematográfica.
El tiempo
Llamamos tiempo escénico al tiempo que dura la representación.
Y tiempo dramático al que transcurre en la ficción de la obra de teatro desde que comienza la acción hasta que termina.
Para los griegos, no era conveniente que la acción superase una jornada, es decir, un día. Pero Lope de Vega rompió también con
esta norma de unidad, permitiendo que la acción llegase a abarcar incluso años.
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