domingo, 8 de febrero de 2009

Ejercicio práctico de Sufijos no apreciativos.

Señalar, en las palabras destacadas en el siguiente texto de Azorín, los diferentes sufijos, y explicar convenientemente las diferentes concreciones significativas que añaden a la idea general contenida en los respectivos lexemas.

Montemos en un automóvil; es un carruaje inmenso, alegre, silencioso,
vertiginoso. Apenas notaremos su marcha velocísima; en su interior podemos
escribir, leer, comer, acostarnos, hacer nuestro tocado. Al antiguo y bárbaro
comunismo en los viajes ha sucedido una agradable y cómoda
individualización; ya no se viaja en masa, replegado en un angosto cajón, a
horas fijas, con largas y desiguales esperas, sahumado por el humacho denso de
la hulla, zarandeado por el estruendoso movimiento de un convoy desmesurado
y lento... Una ancha pista de veinte o treinta metros se abre ante nuestros ojos;
los carruajes corren vertiginosos sobre el limpio pavimento de pórtland; a un
lado y a otro se extienden campos suaves y verdes, cruzados y recruzados por
azarbes repletos de agua cristalina; entre la verdura asoman las paredes blancas
y nítidas de las casas.
Somos dueños absolutos de nuestro vehículo; podemos aumentar la velocidad
de su marcha; podemos disminuirla; nos es dable detenernos en el pueblo que
excita nuestra curiosidad al pasar.

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