domingo, 22 de noviembre de 2009
los temas de la lírica. Apuntes
I. El amor un tema universal.
El amor es un sentimiento universal y, por lo tanto, ha sido uno de los temas más tratados por los poetas en todos los tiempos. Al intentar definir el amor, los poetas coinciden muchas veces en que se trata de un sentimiento contradictorio, irracional, un estado en el que conviven el
dolor y el placer.
Aparte de las metáforas y las comparaciones, utilizan para definirlo las antítesis y el oxímoron. Observa el uso de dichas figuras en los textos que aparecen a continuación.
Uno de los símbolos tradicionales más usados para expresarlo es el fuego, que representa la pasión amorosa.
Palabras clave son dolor, llanto, herida o muerte, con las que se representan situaciones como el rechazo o la ausencia del ser amado. Placer, vida, cielo, dios… expresan la satisfacción y el gozo ante la persona amada.
A. El amor y su evolución en la literatura.
Aunque es un tema universal, los poetas interpretan el amor de forma diferente en cada época. Veámoslo.
II. La mujer en la lírica.
A. Tópico de la mujer rubia.
En la poesía culta mediterránea se generalizó ya desde la Edad Media (siglos XII-XV) un modelo de mujer estilizada. Este tipo de mujer se reforzó en el Renacimiento. En esta época se desarrolló una corriente de pensamiento que defendía la idea de que la belleza femenina es un reflejo de la luz que desprende la divinidad (neoplatonismo). Grandes poetas como
los italianos Dante y Petrarca y los españoles Garcilaso de la Vega y Fernando de Herrera describen en sus poemas, con metáforas y comparaciones embellecedoras, a estas damas idealizadas, rubias y de piel muy blanca, que vivían en la ciudad o en la corte.
En el siglo XVI, la belleza femenina es un reflejo de su belleza interior o espiritual.
• Cabellos rubios, como el oro o los rayos del sol, expresan la luz de Dios.
• Piel blanca, como la azucena para indicar pureza, o como la nieve o
el mármol para expresar que responde fríamente a las llamadas de amor que le hace el poeta.
• Mejillas sonrosadas.
• Labios rojos, como el clavel o el rubí.
• Dientes blancos como perlas.
• Cuello largo y blanco como el cisne.
B. Tópico de la mujer morena.
Si en la poesía culta triunfó el modelo de mujer rubia, en la poesía popular castellana aparecen frecuentemente poemas que hacen referencia a mujeres morenas que viven en el
campo, generalmente realizando tareas de siega. El color moreno de la piel se asocia, pues, al ámbito rural y agreste.
III. La Naturaleza en la literatura.
A. El paisaje ideal: locus amoenus
Ya desde las antiguas Grecia y Roma, se generalizó una manera convencional de reflejar la naturaleza: el locus amoenus. Se trata de un lugar idílico, muy mediterráneo, para el encuentro amoroso, pero también para recobrar la serenidad tras el sufrimiento que provoca el amor no correspondido. Los elementos paisajísticos son árboles, prado, hiedra, sombra, brisa, arroyo y el trino de los pájaros.
Durante el Renacimiento, siglo XVI, este tipo de paisaje fue descrito con gran belleza por los poetas líricos. Garcilaso de la Vega, por ejemplo, lo describe para recordar los bellos momentos que pasó con su amada; fray Luis de León se refugió en estos rincones idílicos para huir de las tensiones de la ciudad, disfrutar de los pequeños placeres de la naturaleza y de la reflexión en paz consigo mismo. San Juan de la Cruz veía en la hermosura de la naturaleza las
huellas de Dios.
Pero los poetas, a fuerza de repetir tantas veces este tópico, lo «desgastaron» y ya no sugería ninguna emoción al lector. Así que en el siglo XVIII, el locus amoenus no era más que un decorado sin vida, sin la menor fuerza poética.
En el siglo XIX los poetas románticos revolucionaron la forma de entender y relacionarse con el paisaje, que se hizo dinámico, agreste.
B. La naturaleza agreste
La naturaleza romántica (siglo XIX) no refleja la belleza y la armonía de la divinidad, sino la desesperación del poeta: es un medio salvaje, agreste, lleno de peligros (la bravura del mar, la tormenta, el bosque misterioso).
La naturaleza, presidida por la luna en medio de la noche, se puebla de seres misteriosos, fantasmales y ruinas de tiempos lejanos. El poeta, que se siente angustiado, solitario, porque no quiere ni puede integrarse en la sociedad industrial moderna, se identifica con esa naturaleza, hecha a su medida, una naturaleza cuya violenta fuerza interior se asemeja a su alma desesperada.
El poeta valenciano Ausiàs March (siglo XIV) fue un precursor de esta forma de tratar la naturaleza
IV. El tema de la muerte en la literatura. La elegía.
A. La muerte en la edad media: macabra e igualadora.
La peste negra de 1348 acabó con la vida de un tercio de la población europea. A partir de esta terrible experiencia, comenzó a extenderse una actitud vitalista que invitaba a disfrutar de los placeres de la vida (carpe diem –aprovecha lo bueno mientras dura–, tópico que se desarrollará plenamente en el Renacimiento).
Para combatir esta actitud, se desarrolló una corriente moralizante que impregnó de pesimismo la literatura y las artes plásticas, y cuyo objetivo era despertar el temor hacia la muerte. Ésta era representada con una imagen repulsiva, macabra, habitualmente como un
esqueleto y, en ocasiones, como un cadáver en descomposición.
La muerte se convierte así en la enemiga del mundo, un poder abstracto y deshumanizado que inspira terror y al que el hombre opone resistencia inútilmente. Dado que no tiene en cuenta las diferencias sociales, económicas o de edad que hay entre las personas, sino que
llama a todos los nacidos del mundo, la muerte tiene el poder de igualar a todos los seres humanos. Así queda reflejado en un texto del siglo XIV que, probablemente, era representado y bailado: La danza general de la muerte.
B. El planto
Es un poema fúnebre en el que se lamenta la muerte de un ser querido. Pertenece al subgénero lírico de la elegía. Estos llantos fúnebres han dado lugar a alguno de los poemas más bellos de la literatura en lengua castellana. En el siglo XIV el arcipreste de Hita dedicó un planto a una alcahueta llamada Trotaconventos. Jorge Manrique escribió en el siglo XV las Coplas por la muerte de su padre. Ya en el siglo XX, Federico García Lorca lloró la muerte del torero Ignacio Sánchez Mejías y Miguel Hernández, la de su amigo Ramón
Sijé.
Cuando el lamento fúnebre adopta la forma de romance de siete sílabas, recibe el nombre de endecha.
C. La muerte aceptada
La visión macabra y deshumanizada de la muerte que se tenía en la Edad Media ha evolucionado a lo largo de la historia de la literatura.
Para muchos poetas, la muerte no es un ser terrorífico al que hay que resistir, sino un experiencia ligada a la vida que por razones religiosas o éticas se acepta.
D. Esperanza de vida tras la muerte
Ya en el siglo XV, Jorge Manrique fue el primer escritor que en la Edad Media personificó a la muerte y le dio voz para que consolara a su padre y no se le hiciera a éste tan amargo el trance de morir. En sus Coplas, la muerte no se presenta de manera macabra con una guadaña, como en Las danzas de la muerte, sino que con voz serena convence al moribundo de que no oponga resistencia, porque tras la muerte le espera la vida de la fama y la vida eterna.
E. Visión estoica de la muerte
Antonio Machado muestra su falta de apego a los bienes materiales y su disposición a aceptar la muerte, cuando llegue, sin dramatismo, como un hecho natural.
V. El tono elegíaco.
A. La nostalgia.
La expresión de dolor, tristeza o nostalgia no siempre se debe a la muerte de un ser querido.
También encontramos un tono elegíaco, melancólico, cuando reflexionamos sobre el paso del
tiempo, el recuerdo de la infancia que se nos fue, o el de un amor o un paraíso perdidos.
B. El paso del tiempo. TEMPUS FUGIT. El tiempo vuela.
El paso del tiempo es uno de los temas o tópicos que más ha inspirado a los poetas. No en todos suscita el mismo sentimiento.
Para algunos escritores como Jorge Manrique (siglo XV), o cuando nos hacemos conscientes del paso del tiempo sentimos una mezcla de nostalgia y tristeza porque nos hace ver la brevedad de la vida. El tiempo aparece como un enemigo del hombre. Transcurre silenciosamente y con mucha rapidez, como un río que nos despoja de lo más
querido (la juventud, la belleza, el amor) hasta desembocar en el mar, símbolo de la muerte.
Esta visión del tiempo influye en poetas contemporáneos como Ángel González o Gil de
Biedma.
C. El tiempo gira como una noria
Para Antonio Machado, poeta del siglo XX, el tiempo no avanza linealmente como un río que conduce a la muerte, sino que, como si fuera una noria o un tiovivo, nos lleva siempre al pasado. Porque, en el fondo, las experiencias que ya hemos vivido nunca mueren, sino que están vivas en nuestra memoria.
Para Machado, el pasado convive con nosotros. También el futuro se hace presente cuando soñamos o deseamos.
VI. La exaltación de la vida. CARPE DIEM.
A. Actitud vitalista
Según la mentalidad medieval, el mundo era un lugar de paso y un valle de lágrimas. Era visto como el origen del sufrimiento y del pecado, y la prueba de que Dios pone al hombre para que éste pueda ganar la vida eterna.
Durante el Renacimiento (siglo XVI), sin embargo, se exaltaron los sentidos y la capacidad del ser humano para amar y gozar de la vida, sin que ello fuera fuente de dolor, sino de perfección.
Esta actitud vitalista se reflejó en la poesía de grandes escritores como Garcilaso de la Vega y Góngora, en los siglos XVI y XVII, respectivamente y continúa en el siglo XVIII con la poesía anacreóntica, que exalta los placeres de la vida. Es también un tema muy frecuentado por los poetas del siglo XX hasta nuestros días.
B. Disfruta de la vida: carpe diem
Esta nueva actitud puso de moda un tema o tópico que ya habían utilizado los poetas clásicos de Grecia y Roma: el carpe diem. Literalmente significa ‘aprovecha el día’. Constituye una invitación a disfrutar del momento presente sin preocupación alguna por el
futuro. Una variante de este tópico es collige rosas, es decir, ‘coge las rosas’, entendidas éstas como los placeres fugaces de la vida que el tiempo arrebata.
C. La oda
Los poemas en los que se exaltan de forma apasionada los placeres de la vida,
el amor, la libertad, la amistad, el trabajo, la paz del campo, la belleza de la naturaleza
o el triunfo de quienes destacan en la sociedad o compiten en juegos se denominan
odas.
Apuntes sobre la descripción de personas.
EL RETRATO
Retratar es describir la apariencia física de una persona. Es fundamental seguir un orden. Tradicionalmente se sigue el orden de arriba abajo (de la cabeza a los pies). Pero no es necesario que el retrato sea muy detallado: bastan los rasgos más chocantes, más propios del individuo. El retrato puede limitarse a una parte del cuerpo: la cabeza o las manos.
A. EL CUERPO
A. ESTATURA: he aquí adjetivos que puedes usar para referirte a la estatura de una persona: alto, espigado, talludo, bajo, rechoncho, achaparrado.
B. VOLUMEN: Gordo, obeso, regordete, rollizo, recio, robusto, delgado, esbelto, flaco, magro, enjuto, escuálido, menudo, huesudo.
Supongamos que , en una descripción usamos sólo uno de estos adjetivos : El portero del hotel era gordo. Esto queda demasiado escueto; tendrías que animar un poco la descripción, así:
El portero del hotel era gordo, las carnes le temblaban al andar, y el uniforme parecía demasiado pequeño para él.
Al ver a una persona su aspecto nos parece simpático o cachondo, desapacible. He aquí algunos adjetivos para referirte al:
C. ASPECTO: Atractivo, simpático, afable, apacible, soñador, cansado, desapacible, antipático, desabrido, colérico, irritable, nervioso, avinagrado…
Puedes combinar adjetivos relativos al físico (Prosopografía) y al carácter (Etopeya): El portero del hotel era gordo y de aspecto apacible.
B. EL ROSTRO
El rostro o cara es parte fundamental del retrato. Si sólo nos referimos al aspecto físico, podemos llamarlo así: rostro. Pero “la cara es el espejo del alma”: cuando nos fijamos en ella con el intento de describir los sentimientos que refleja, solemos llamarla semblante.
Su cara era fina y angulosa. Su semblante era melancólico.
Vamos a ocuparnos de los adjetivos que puedes usar para describir el rostro.
A. COLOR O TEZ: Blanco, pálido, descolorido, cadavérico, rosado, colorado, sanguíneo, moreno, atezado, quemado, amulatado, aceitunado.
B. FACCIONES (FORMA): Redondo, suave, delicado, mofletudo, desdibujado, alargado, aguileño, anguloso, afilado, chupado, marcado, huesudo.
Podemos combinar todos los elementos caracterizadores que hemos visto hasta ahora:
Creí que Paquito sería un chiquillo, como su nombre daba a entender. Pero salió un mozallón. Alto, recio de aspecto desapacible, rostro atezado, facciones angulosas y ceño de pocos amigos …
C. LOS OJOS
“ La vida, la más urgente vida, reside en los ojos” ha escrito el escritor argentino Jorge Luis Borges. Por ello es tan importante describirlos en el retrato de una persona. A veces, basta con caracterizarlos bien para que sobren los demás rasgos.
He aquí los ojos descritos en retratos escritos por autores célebres:
“ Este que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva […] es el que llaman Miguel de Cervantes”.
[El dómine Cabra tenía] “cabeza pequeña, pelo bermejo, los ojos avecindados en el cogote, que parece que miraba por cuévanos (= cestos hondos y estrechos), tan hundidos y oscuros, que era buen sitio el suyo para tiendas de mercaderes”.
En el primer caso, los ojos son descritos muy sencillamente: alegres. En el segundo, mediante difíciles y exageradas comparaciones. Vuestra descripción de los ojos ha de ser, por el momento, muy simple.
A. FORMA: Rasgados, almendrados, reventones, saltones, aovados, redondos.
B. TAMAÑO: Grandes, pequeños, enormes, chicos …
C. MIRADA O MODO DE MIRAR: Alegres, vivarachos, juguetones, radiantes, ufanos, joviales, serenos, tranquilos, quietos, sosegados, mansos, apacibles, afables, plácidos, fríos, impávidos, apagados, sombríos, hundidos, oscuros, opacos, tristes, melancólicos, lóbregos, tenebrosos.
D. CEJAS: Espesas, arqueadas, finas, de leve trazo, anchas, difuminadas, rectas. El individuo puede ser cejijunto o cejudo. Cuando se juntan y se arrugan las cejas se produce el ceño, que puede ser amenazador, de mal humor , intransigente, etc. Arrugar y juntar las cejas se llama fruncir el ceño.
Ejemplo de retrato del rostro y la mirada: Aquel amigo de mi padre, tenía aspecto cansado, y en su pálido rostro, los ojos apagados revelaban tristeza.
C. EL CABELLO
Raro es el retrato en el que faltan alusiones al cabello, a su color, a su cantidad, a su calidad… Debemos repetir que, al describir a una persona no hay que señalar todos los detalles de su físico; resultaría insoportable. Hemos de fijarnos sólo en aquellos rasgos que más nos llaman la atención.
A. COLOR: Albino, rubio, pajizo, bermejo, rojizo, castaño, moreno, negro, canoso, entrecano, cano.
B. CANTIDAD: Espeso, abundante, escaso, ralo, calvo.
C. CALIDAD: Liso, lacio, hirsuto, rizado, rizoso, crespo, ensortijado.
D. FORMAS: Melena, crencha, coletas, trenzas, moño, rastas, tupé, flequillo, mechón, bucle, greña, pelambrera.
D. LA NARIZ
Expresiones para describir la nariz: Afilada, recta, aguileña, corva, encorvada, de pico de loro, de pico de ave, gorda, carnosa, abultada, amplia, ancha, caediza, menuda, respingona, roma, chata.
E. LOS LABIOS
Nos valdremos de estas expresiones para describirlos: Finos, lineales, de trazo imperceptible, carnosos, abultados, sensuales, hocicados.
F. LA VOZ
Estos son algunos de los adjetivos con que podemos calificar las voces: Fina, suave, aterciopelada, argentina, acariciadora, aflautada, chillona, aguda, penetrante, estridente, ronca, grave, profunda, cavernosa, sepulcral, aguardentosa, apagada, gangosa, cascada, quebradiza, atiplada, varonil, hombruna, femenina, abaritonada …
Ejemplo de un retrato completo.
Rosita es espigada como un junco, flaquita, de aspecto soñador, tan pálida que parece sin sangre. Sus facciones son suaves y delicadas con unos ojos azules nórdicos, bajo unas cejas levemente trazadas. Parece frágil y bella; la naricita respingona es lo único rebelde de su rostro. Los labios resultan imperceptibles. Sin embargo cuando los abre, suelta un chorro, profundo, sepulcral y hombruno.
lunes, 16 de noviembre de 2009
Esquema de las clases de oraciones para el comentario sintáctico.
Luis ha sido golpeado por la policía.
En este caso el comentario sería:
Oración (tiene verbo en forma personal: Ha sido golpeado) Simple (sólo hay un verbo) Pasiva ( Verbo en pasiva Ser (Ha sido) + Participio (Golpeado) ) Bimembre ( tiene sujeto y predicado) Enunciativa afirmativa (recordad las modalidades oracionales).
¿Ha golpeado a Luis la policía?.
Oarción simple Activa (verbo en activa: golpea) Bimembre, Interrogativa total directa.